México responde a aranceles de EEUU con estrategia comercial selectiva

En medio de la tensión comercial que resurge entre México y Estados Unidos, el gobierno mexicano ha puesto sobre la mesa una estrategia poco convencional para evitar los aranceles del 30% anunciados por la administración Trump; la medida, que entraría en vigor el próximo 1 de agosto, busca presionar a México para intensificar su lucha contra el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo

México responde a aranceles de EEUU con estrategia comercial selectiva

La incertidumbre sobre el futuro del comercio entre México y Estados Unidos se disipa parcialmente con una audaz propuesta mexicana que busca equilibrar la balanza comercial sin sacrificar la estabilidad económica interna. La iniciativa, revelada en exclusiva por fuentes gubernamentales, prioriza la compra estratégica de productos estadounidenses, pero con un enfoque en la mitigación del impacto inflacionario en la canasta básica. Esta estrategia, según fuentes cercanas a la presidencia, representa un giro significativo en la relación bilateral.

Los pilares de la propuesta mexicana:

  • Un incremento gradual de las importaciones estadounidenses, priorizando materias primas industriales no competitivas con la producción nacional.
  • La implementación de un estricto mecanismo de salvaguarda que excluye productos sensibles como el maíz, medicamentos y tecnología médica, protegiendo así la seguridad alimentaria y la salud pública.
  • Un sistema de revisión trimestral para ajustar los volúmenes de importación en función de las necesidades del mercado y la evolución de la economía mexicana.

Este plan, aparentemente pragmático, se presenta como una respuesta a las presiones comerciales externas y como una pieza clave en la renegociación del T-MEC. Aunque los detalles aún se mantienen en secreto, la iniciativa pretende anticipar posibles sanciones comerciales, diversificando las relaciones comerciales de México y fortaleciendo su posición en el escenario internacional.

La diversificación comercial ya está en marcha, con Brasil emergiendo como un socio estratégico clave. Proyectos conjuntos en áreas como biocombustibles y cooperación aeroespacial se encuentran en fase de desarrollo. Además, la modernización del tratado comercial con la Unión Europea, prevista para enero de 2026, consolidará esta estrategia de reducción de la dependencia estadounidense.

La respuesta de la administración estadounidense a esta propuesta innovadora es crucial. Si bien la retórica proteccionista persiste, la posibilidad de una guerra comercial perjudicial para ambos países podría inclinar la balanza hacia la negociación. El futuro de esta compleja situación se definirá en los próximos días, en medio de especulaciones y expectativas.