Alumnos del Cobach dan vida a las Catrinas y Catrines en exposición tradicional

Los estudiantes del primer semestre de Cobach Nogales dieron vida al Día de Muertos con una exposición fotográfica que combinó colores vibrantes, flores de cempasúchil y rostros pintados con la esencia de las catrinas y catrines de siempre. Bajo la dirección de la maestra Myriam Castillón, jefa de academia de Historia y Sociedad, cada imagen contó una historia: desde el abuelo que guardaba su sombrero de paja hasta la joven que llevaba en la mano una foto de su mamá, sonriendo entre velas y copas de atole.

Alumnos del Cobach dan vida a las Catrinas y Catrines en exposición tradicional

Detrás de cada detalle hubo manos de docentes que no solo apoyaron, sino que se mancharon de pegamento, pintura y sudor: Dulce Valenzuela, Isabel Martínez, Isabel Quintero y Patricia León transformaron el hall del plantel en un altar colectivo, donde lo cotidiano se volvió sagrado. No fue un simple proyecto escolar: fue un acto de memoria, de raíces que no se olvidan aunque se cruce la frontera.

Los alumnos de quinto semestre, por su parte, llevaron la tradición más allá de las fotos. Con pinceles y cartón reciclado, crearon volantes, carteles y murales inspirados en los símbolos del Día de Muertos —calaveras de azúcar, mariposas monarca, pan de muerto— mientras, en un rincón del patio, se alzaba un tapanco yaqui, tejido a mano con cañas y cuerdas, como lo hicieron sus abuelos en los pueblos de Sonora. La guía fue la maestra Sandra Barrón, quien les recordó: “Esto no es decoración. Es resistencia. Es decir: aquí seguimos”.

El director Ernesto Félix Vaal y la subdirectora Olga Marina Torres caminaron entre las piezas en silencio, deteniéndose frente a cada fotografía, cada ofrenda, cada nombre escrito en papel de seda. “Esto no se ve en los libros”, dijo Félix, mientras ajustaba una vela que se apagaba. “Esto se siente. Y eso es lo que enseñamos aquí: que la memoria no se mide en calificaciones, sino en el corazón”.

En la foto final, que ya circula entre padres y vecinos, aparecen los rostros conocidos: la orientadora Isabel Martínez, el maestro de física Fidel Luna, el intendente Jorge Espinoza, la maestra de química Patricia León, y la delegada sindical Dulce Valenzuela. Pero también, entre ellos, los estudiantes que no salen en los boletines, los que llegan temprano para encender las velas, los que se quedan hasta tarde para asegurar que ninguna flor se seque antes del amanecer.