México impulsa ajuste arancelario a vehículos pesados y regula importación de unidades usadas
El Gobierno mexicano ha manifestado su intención de buscar un ajuste en los aranceles aplicados a la importación de vehículos pesados, con el objetivo estratégico de reequilibrar la balanza comercial con Estados Unidos. Este movimiento se realiza con miras a la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026.
La preocupación central es el arancel del 25% que Estados Unidos impuso a partir del 5 de noviembre de 2025 sobre estos vehículos, los cuales, paradójicamente, están compuestos por aproximadamente un 60% de piezas estadounidenses.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, calificó esta medida como "violatoria" del T-MEC. Argumentó que el trato actual contraviene los principios de libre comercio y la igualdad de condiciones acordada para las partes y componentes fabricados en México. El funcionario fue claro al señalar que la principal demanda a Estados Unidos será "que cumpla lo dispuesto en el tratado" y que los componentes mexicanos reciban el mismo trato que los de EE. UU.
Para mitigar el impacto, Ebrard propuso un mecanismo de descuentos arancelarios similar al que ya se aplica a los vehículos ligeros. Este esquema ajustaría la tasa efectiva en función del porcentaje de piezas estadounidenses utilizadas en la fabricación, con la expectativa de reducir el arancel final por debajo del 10%.
Simultáneamente, el anuncio se complementó con la firma del "Acuerdo sobre Condiciones Ambientales en la Importación de Vehículos Usados", un pacto suscrito con la secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena. Esta nueva regulación prohíbe la importación de vehículos diésel con un peso bruto superior a 3,857 kg y limita su antigüedad a 10 años.
Esta doble estrategia—ajustes arancelarios para la industria y regulaciones ambientales para la salud pública—evidencia un enfoque integral del país para fortalecer su sector automotriz, garantizar su competitividad global y proteger el medio ambiente.
