Escalada en la guerra comercial: Trump admite inviabilidad de aranceles a China y lucha por tierras raras
Lo que comenzó como una escalada de tensión comercial entre las dos mayores economías del mundo parece estar llegando a un punto crítico; fuentes cercanas a la Casa Blanca revelan que la administración estadounidense evalúa caminos alternativos tras reconocer que los aranceles extremos podrían ser un arma de doble filo
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha entrado en una fase crítica, marcada por la amenaza de aranceles del 100% a productos chinos y el control de exportaciones de tierras raras por parte de Beijing. En declaraciones exclusivas a Fox Business Network, el presidente Donald Trump admitió la inviabilidad de su propia política, indicando: "No es sostenible, pero esa es la cifra. Me obligaron a hacerlo", en referencia a la drástica tarifa planeada para noviembre.
El detonante de esta escalada fue la decisión de China de ampliar sus controles sobre las exportaciones de tierras raras, minerales que resultan esenciales para la fabricación de tecnología avanzada, la producción de energías renovables y el equipamiento militar de última generación.
La posición de China es dominante: controla el 60% de la extracción global y más del 90% del refinado de estos elementos estratégicos, según la Agencia Internacional de la Energía. Este monopolio le otorga una palanca de negociación considerable que ha decidido utilizar.
La Encrucijada de Noviembre
La situación es compleja por los plazos. La tregua arancelaria vigente expira precisamente en noviembre, mes en el que se contempla una posible reunión entre Trump y el presidente chino Xi Jinping en Corea del Sur. A pesar de la retórica agresiva, Trump ha expresado recientemente admiración por su homólogo chino.
Detrás de escena, la administración estadounidense parece dividida. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha sugerido extender la pausa arancelaria por más de tres meses, supeditada a que China flexibilice sus controles de exportación. Sin embargo, el representante comercial Jamieson Greer adoptó una postura más firme, señalando que "mucho depende de lo que hagan los chinos", lo que sugiere una reticencia de Washington a ceder ante lo que interpreta como un intento de controlar las cadenas de suministro globales.
La dependencia estadounidense subraya la gravedad del conflicto: el 70% de las importaciones de tierras raras de Estados Unidos provienen de China. Con la fecha de noviembre acercándose, ambas potencias están utilizando los recursos naturales como piezas de un ajedrez geopolítico de alto riesgo.