El Papa León XIV: Una confesión inesperada a los obispos
En un momento de franqueza que rompió con la solemnidad habitual del Vaticano, el papa León XIV dejó escapar una confesión que arrancó sonrisas entre los 192 obispos recién ordenados
"El hábito no hace al monje, pero el servicio sí define al obispo", afirmó el Papa León XIV, concluyendo una audiencia con prelados de todo el mundo. Esta frase, pronunciada en la Sala Clementina bañada por la luz del atardecer, resumió el mensaje central de su discurso: una llamada a reinventar la pastoral sin perder su esencia.
La audiencia, parte de los cursos de formación organizados por los dicasterios vaticanos, comenzó con una anécdota: "Pensaba venir vestido de negro, pero… al final opté por el blanco", bromeó el pontífice, antes de abordar el tema central: la paradoja de una crisis de fe que, simultáneamente, genera una creciente búsqueda espiritual.
El primer papa latinoamericano con raíces estadounidenses y peruanas, entronizado el pasado 8 de mayo, enfatizó la necesidad de comprender esta realidad compleja. "Las mismas personas que parecen alejadas son las que tocan nuestras puertas buscando respuestas," reflexionó, instando a los prelados a desarrollar nuevos lenguajes pastorales, "tan diversos como las realidades que enfrentan".
- Nuevos lenguajes pastorales: Una urgente necesidad de innovación en el apostolado para adaptarse a la diversidad de contextos.
- El grito silencioso de los olvidados: La importancia de abordar los desafíos invisibles, desde las guerras hasta la desigualdad, escuchando "el grito silencioso de los olvidados".
- Más allá de la administración: Un llamado a que la identidad episcopal trascienda las funciones administrativas, encarnando la esperanza en contextos fracturados.
Con un crucifijo de plata en la mano, León XIV reforzó la idea de la cercanía como "esencia, no estrategia," citando a su predecesor. El peso de su mensaje resonó en la sala, donde el silencio se interrumpía solo por los murmullos de asentimiento de los asistentes. La reflexión final del papa, sin embargo, dejó un sabor de misterio: "Si alguno descubre por qué me eligieron, que me lo cuente… mientras tanto, sigamos sirviendo", dijo con una sonrisa que, a pesar de la ligereza, no ocultaba la profunda responsabilidad de su cargo.