El Papa León XIV: Una pandemia de armas

Mientras el humo de las velas aún flotaba entre los bancos de madera, tres disparos rompieron el silencio de la misa matutina; lo que debía ser un día de bendiciones para el nuevo ciclo escolar en la Escuela de la Anunciación, se convirtió en una escena de caos que quedará grabada en la memoria de Minneapolis

El Papa León XIV: Una pandemia de armas

El silencio sepulcral que siguió al estruendo de los disparos aún resonaba en la pequeña iglesia de St. Jude, en Minneapolis. La escena, desgarradora, contrastaba con la serenidad que momentos antes reinaba en el lugar. Un joven, Robin Westman, de 23 años, sin antecedentes conocidos, irrumpió en el templo portando, según las primeras investigaciones del FBI, "tres armas de fuego de alto calibre", sembrando el terror entre los fieles reunidos para el servicio dominical.

  • 1 niño lucha por su vida en cuidados intensivos.
  • 2 adultos sufren heridas de gravedad que amenazan su recuperación.
  • 286 tiroteos masivos han ocurrido en Estados Unidos en lo que va de 2025, según datos del Gun Violence Archive.

Las imágenes de la devastación eran desoladoras: crucifijos perforados por balas, niños aterrorizados ocultos bajo los bancos, el eco de los disparos mezclándose con los gritos de pánico. Testigos describen una escena de caos indescriptible, un martirio que ha dejado cicatrices imborrables en la comunidad. El Papa León XIV, desde el Vaticano, condenó enérgicamente el acto, llamando a la reflexión y a la acción para frenar la violencia armada que, en sus palabras, "se ha convertido en una plaga que devora a nuestra sociedad".

El FBI ha confirmado que se investiga la posibilidad de un crimen de odio religioso, basándose en mensajes encontrados en el teléfono de Westman, que parecen expresar un profundo resentimiento hacia la fe católica. Sin embargo, la Casa Blanca, una vez más, se resiste a utilizar el término "terrorismo", alimentando las críticas sobre su inacción frente a la epidemia de violencia armada en el país. La investigación está en curso, y las autoridades prometen esclarecer los hechos y llevar al responsable ante la justicia.

En Minnesota, donde las leyes sobre armas de fuego son consideradas laxas por muchos, la tragedia ha vuelto a encender el debate sobre el control de armas. El contraste entre la capacidad del país para producir vacunas contra enfermedades mortales y su incapacidad para contener la violencia armada es un asunto profundamente preocupante. Las enfermeras de los hospitales cercanos, acostumbradas al dolor, anotaron en las pulseras de identificación de las víctimas la escalofriante frase: "víctima del tiroteo en la iglesia de St. Jude", un macabro recordatorio de una realidad demasiado familiar para Estados Unidos.