Hambruna en Gaza: Ocho nuevas muertes elevan el total a 281
Ocho personas, incluyendo dos bebés, mueren por inanición en Gaza, elevando a 281 las víctimas de la hambruna declarada por la ONU
Un silencio sepulcral se cierne sobre Gaza, roto solo por el llanto de los hambrientos. Ocho personas más, entre ellas dos bebés inocentes, sucumbieron a la inanición en las últimas 24 horas, según un nuevo informe desgarrador del Ministerio de Sanidad gazatí. La imagen de una niña de cinco meses, con parálisis cerebral, fallecida por falta de alimento, se ha convertido en el símbolo de una tragedia que se extiende desde octubre de 2023, con un total escalofriante de 281 muertes por hambre, 114 de ellas niños, muchas ocurridas desde julio de 2025.
La ONU, tras el devastador informe de la Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), finalmente declaró el viernes la hambruna en Gaza. Sin embargo, la ayuda, acumulada en los almacenes de Jordania y Egipto, permanece bloqueada por Israel, un silencio cómplice que amplifica el sufrimiento. La comunidad internacional observa, impotente, cómo las agencias de la ONU claman por la entrada de alimentos y medicinas, un clamor ahogado por el muro de la indiferencia.
Las acusaciones contra Israel son cada vez más directas y contundentes. Philippe Lazzarini, secretario general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, critica duramente las políticas israelíes como la raíz del problema. Tom Fletcher, jefe de la acción humanitaria de la ONU, va más allá, acusando a algunos líderes israelíes de utilizar la hambruna como una estrategia bélica. Su grito desgarrador, "La hambruna de Gaza es la hambruna del mundo", repercute en el vacío, mientras la frase "Por el bien de la humanidad, déjennos entrar" resuena como un eco desesperado.
El Ministerio de Sanidad de Gaza, en un comunicado cargado de amargura, denuncia la tardanza en declarar la hambruna, calificándola como parte de un "genocidio" que destruye el sistema de salud de la región. La advertencia es clara y tajante: muchas muertes eran evitables. El reloj sigue corriendo, cada tictac marca la agonía de un pueblo sitiado, y el silencio cómplice de la comunidad internacional se convierte en un cómplice silencioso del horror.