ICE coloca tobilleras GPS a 180,000 migrantes
En un movimiento que marca un cambio radical en las políticas migratorias de Estados Unidos, el gobierno federal ha intensificado el monitoreo de migrantes bajo procesos administrativos; según documentos internos filtrados, la medida afectará a una población que supera las 180 mil personas, la mayoría bajo el programa Alternativas a la Detención del ICE
Dos demandas judiciales contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) por trato degradante, preceden a una impactante decisión: el 9 de junio, el ICE emitió una directiva que obligará a la mayoría de los participantes en su programa de monitoreo a usar tobilleras electrónicas con GPS. Esta medida, revelada por The Washington Post, representa un cambio radical en la política migratoria estadounidense.
- Impacto masivo: La orden, que solo contempla excepciones para mujeres embarazadas (quienes usarán dispositivos en la muñeca), aumentará drásticamente el uso de rastreadores, pasando de los actuales 24 mil migrantes (13%) a una cifra potencialmente siete veces mayor. "Siempre que sea posible", según el documento, se aplicará la medida.
- Preocupación por los derechos humanos: Grupos de derechos humanos critican duramente la medida, argumentando que las tobilleras generan estigmatización, vulneran la privacidad y limitan la movilidad de los migrantes, creando una "prisión invisible", como describió un migrante hondureño en 2024.
- Contexto político incierto: Si bien el ICE justifica la medida como una alternativa a la detención, la coincidencia con el objetivo, durante la administración Trump, de alcanzar 3 mil deportaciones diarias, suscita suspicacias sobre sus verdaderas motivaciones.
Aunque la directiva del ICE no establece plazos concretos, fuentes internas sugieren que se pretende implementar la medida rápidamente, antes de las elecciones de medio término. Mientras tanto, las cortes federales se enfrentan a la ardua tarea de determinar la legalidad de un programa que, según sus críticos, causa un daño irreparable a la dignidad humana y a los derechos fundamentales de los migrantes. El futuro del programa pende de un hilo, mientras las consecuencias de esta medida continúan desplegándose.