ICE se queda sin fondos tras sobrepasar presupuesto en $1,000 millones
Las finanzas del gobierno estadounidense suelen ser un tema complejo, con giros inesperados que impactan directamente en la vida de millones; este año, la atención se centra en un área específica que genera debate y preocupación
La crisis en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se profundiza. Un informe confidencial filtrado revela que la agencia se enfrenta a un déficit abrumador, mucho mayor de lo inicialmente reportado: se estima que la deuda asciende a $2 billones de dólares, una cifra que amenaza con paralizar completamente sus operaciones en las próximas semanas. Esta información, obtenida por fuentes anónimas dentro del propio ICE, contrasta drásticamente con las declaraciones oficiales que minimizaban la gravedad de la situación financiera.
La escasez de fondos ha obligado al ICE a implementar medidas de austeridad drásticas, incluyendo la suspensión temporal de programas de asistencia a víctimas de trata de personas y la reducción de personal en oficinas regionales clave. El senador Marco Rubio, en una declaración pública, ha calificado la situación como "una negligencia inaceptable" por parte de la administración Trump, y ha exigido una investigación exhaustiva sobre el manejo de los recursos de la agencia. La propuesta presupuestaria de Trump, que asignaba $75 billones de dólares al ICE durante cinco años, ahora parece insuficiente para afrontar la magnitud del problema.
A pesar de la crisis financiera, las redadas del ICE continúan intensificándose. Según datos de la organización sin fines de lucro, "Defensores de Migrantes", la cifra de arrestos semanales ha aumentado un 40%, alcanzando un pico histórico de 55,000 detenciones. Muchos de estos arrestos se están concentrando en comunidades con altas poblaciones de solicitantes de asilo, generando un clima de miedo e incertidumbre. Fuentes internas informan que la Casa Blanca ha incrementado la presión sobre el ICE para alcanzar una cuota diaria de 4,000 arrestos, lo que ha llevado a acusaciones de que la agencia está priorizando las metas de deportación por encima de las consideraciones humanitarias.
El futuro del ICE permanece incierto. Analistas advierten que, sin una inyección masiva de fondos, la agencia podría verse obligada a reducir drásticamente sus operaciones, lo que tendría consecuencias de gran alcance para el sistema migratorio estadounidense. La necesidad urgente de, al menos, $3 billones de dólares adicionales para mantener las operaciones mínimas hasta el final del año fiscal, plantea una seria interrogante sobre la capacidad del gobierno para afrontar esta crisis de proporciones monumentales. El destino del ICE, y de miles de inmigrantes afectados, pende de un hilo.