Corte reduce condena a hermanos Menéndez
La vida a veces da giros inesperados, incluso en los casos que parecen tener un final escrito en piedra. Piensen en un rompecabezas con piezas que parecen encajar a la perfección, pero que de pronto, revelan una imagen completamente distinta a la esperada; algo así sucedió esta semana en Los Ángeles
Tras 35 años de prisión, el caso Menéndez toma un giro inesperado. Erik y Lyle Menéndez, condenados por el asesinato de sus padres, podrían ser liberados. Una decisión judicial sorprendente ha reducido sus sentencias de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, abriendo la puerta a una posible excarcelación.
El Juez Michael Jesic, de la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, sorprendió a todos al aprobar una reducción de sentencia a 50 años con posibilidad de libertad condicional. Esta decisión, tomada tras un juicio de un solo día, ha generado una ola de reacciones encontradas y un intenso debate público. La fiscalía, liderada por Nathan Hochman, presentó una férrea oposición, argumentando la falta de arrepentimiento genuino por parte de los hermanos. Sin embargo, la estrategia de la defensa, dirigida por el abogado Mark Geragos, resultó eficaz.
La defensa presentó un conjunto de testimonios contundentes que resaltaron la rehabilitación de los hermanos durante su encarcelamiento. Entre los testigos se encontraron familiares que hablaron del perdón concedido a los hermanos, como Anamaría Baralt, prima de los Menéndez, quien declaró: “Creemos que 35 años son suficientes. Han sido perdonados por nuestra familia.”
Otros testimonios claves incluyeron el relato de Diane Hernandez, prima que describió el abuso sufrido por Erik y Lyle, y el de un funcionario penitenciario, quien, según el juez Jesic, “apoyó la reducción de sentencia, algo que nunca había hecho en sus 25 años de carrera”. Las declaraciones de Jonathan Colby, exjuez, y Anerae Brown, exrecluso, también contribuyeron a la decisión judicial, destacando la rehabilitación y las contribuciones positivas de los hermanos dentro de la prisión.
Los hermanos Menéndez, en una emotiva intervención por videoconferencia, expresaron su arrepentimiento. Lyle Menéndez, visiblemente afectado, declaró: “El 20 de agosto de 1989, maté a mi mamá y a mi papá. No doy excusas ni justificaciones.” Erik, por su parte, ofreció una sincera disculpa a su familia y asumió la responsabilidad de sus actos. Sus palabras, sumadas a los testimonios presentados, parecen haber convencido al juez.
La decisión judicial no pone fin al proceso. Los hermanos deberán enfrentarse a una audiencia ante la junta de libertad condicional el 13 de junio. El gobernador de California, Gavin Newsom, ordenó un informe de evaluación de riesgos previo a una posible decisión sobre un indulto. El futuro de Erik y Lyle Menéndez permanece incierto, pero la posibilidad de su liberación se ha convertido en una realidad tangible.