Tragedia en el Hudson: Seis muertos tras accidente de helicóptero
Un jueves soleado en Jersey City se tiñó de tragedia. El rumor inicial, un fuerte estruendo similar a una explosión, resonó en el aire; no era un boom sónico, como algunos pensaron inicialmente, sino algo mucho más devastador
Un silencio sepulcral, roto solo por el lamento del viento, cubrió la tarde neoyorquina. Luego, el estruendo. Un sonido metálico desgarrador que resonó en el Bajo Manhattan, seguido de un impacto que estremeció a quienes se encontraban cerca del río Hudson. A las 3:30 p.m., la tragedia era un hecho consumado: un helicóptero, un Bell 206 según la FAA, se había estrellado en las aguas del río, cerca de Jersey City. Su último vuelo, iniciado desde un helipuerto del Bajo Manhattan a las 2:59 p.m., había terminado abruptamente a las 3:25 p.m., cuando desapareció de los radares.
El testimonio de los testigos es desolador. "Vi cómo caía en picada, desintegrándose en el aire como si fuera de papel", declaró un conmocionado Michael Davies, quien trabajaba en un edificio cercano. Otro testigo, Elena Rodriguez, describió la escena como “surrealista, un infierno de metal y fuego cayendo del cielo.” Ambos coincidieron en el sonido ensordecedor de la colisión, un ruido que resonó en el corazón de la ciudad. Equipos de emergencia respondieron rápidamente a la llamada, enfrentándose a la dantesca imagen del helicóptero volcado en las aguas turbulentas.
A bordo del aparato viajaban seis personas: un piloto y una familia española compuesta por dos adultos y tres menores. Las imágenes, que rápidamente circularon en redes sociales, muestran los momentos finales del helicóptero antes del impacto, un espectáculo desgarrador que ha conmocionado al país. La Guardia Costera ha recuperado los restos del helicóptero y las primeras pesquisas se centran en determinar el estado del aparato antes del siniestro.
El alcalde de Jersey City, Steven Fulop, ha expresado su profundo pesar y ha reiterado su preocupación por la proliferación de vuelos turísticos en la zona. "Esta tragedia es un doloroso recordatorio de los riesgos inherentes a este tipo de actividad", afirmó Fulop, instando a las autoridades federales a tomar medidas para mejorar la seguridad aérea en la zona y regular el tráfico de helicópteros. Esta demanda, expresada durante años por los residentes, se ha visto amplificada por esta trágica pérdida de vidas.
La Guardia Costera mantiene una amplia zona de seguridad en el área del accidente, mientras la policía de Nueva York (NYPD) gestiona el tráfico, afectado por la presencia de numerosos vehículos de emergencia. La investigación sobre las causas del accidente se encuentra en sus primeras fases, con la esperanza de que arroje luz sobre esta lamentable tragedia y permita evitar futuros incidentes similares. La incertidumbre y la tristeza embargan a la ciudad, mientras se recuerdan las 32 vidas perdidas en accidentes de helicóptero en Nueva York desde 1977, un macabro recordatorio de la fragilidad de la vida y los riesgos inherentes a volar.