Banda condenada por robo de joyas de $10 millones a Kim Kardashian
París, una ciudad que evoca romanticismo y lujo, también fue escenario de un evento que conmocionó al mundo en 2016; un incidente que, aunque superado en el tiempo, aún resuena en la memoria colectiva
Un impactante robo que conmocionó al mundo, el caso de Kim Kardashian en París durante la Semana de la Moda de 2016, ha llegado a su fin con la condena de los responsables. La historia, que comenzó con una celebridad atada y amordazada en su habitación de hotel, culmina con una sentencia que, aunque significativa, deja un sabor agridulce.
El tribunal parisino encontró culpables a ocho miembros de la banda conocida como "los abuelos" por el robo de joyas valoradas en 10 millones de dólares. Aomar Aït Khedache, líder del grupo, recibió una condena de ocho años de prisión, cinco de ellos en libertad condicional. Otras sentencias similares se dictaron para tres miembros más de la banda. Este desenlace, sin embargo, no cierra completamente el capítulo, dejando interrogantes sobre la participación de informantes y la complejidad de la investigación.
“El crimen fue la experiencia más aterradora de mi vida, dejando un impacto duradero en mí y en mi familia," declaró Kardashian en un comunicado. La sentencia, moderada por la avanzada edad de los acusados (la mayoría en sus sesenta y setenta años), contrastó con la brutalidad del asalto. Dos informantes fueron absueltos, dejando una sombra de duda sobre la exhaustividad de la investigación.
Kim Kardashian, quien testificó en París a principios de mes, describió vívidamente ante el tribunal los momentos de terror vividos aquella noche de octubre de 2016. “Creí que iba a morir”, relató, recordando cómo fue atada y amenazada mientras le robaban sus joyas, incluyendo su anillo de bodas de 4 millones de dólares. Su testimonio, crudo y desgarrador, pintó un cuadro aterrador de vulnerabilidad, incluso para una figura pública tan reconocida.
Su equipo legal, compuesto por Michael Rhodes, Léonor Hennerick, y Jonathan Mattout, expresó satisfacción por la decisión, agradeciendo la colaboración de las autoridades francesas. Mientras tanto, la figura de Kardashian se perfila como un símbolo de resiliencia tras un trauma que, más allá de la pérdida material, expuso la fragilidad de la fama y la importancia de la búsqueda de justicia.
El robo, ocurrido en la habitación de hotel de Kardashian mientras estaba sola, la dejó atada y amordazada en una bañera, luego de que dos hombres se hicieran pasar por policías. Estos detalles, escalofriantes y aún presentes en la memoria colectiva, recuerdan que detrás de la imagen pública de una estrella, existe una persona vulnerable, un ser humano con derecho a la seguridad y la justicia. Un final que, aunque legalmente cerrado, deja ecos de reflexión sobre la naturaleza efímera de la fama y la perseverancia de la vulnerabilidad humana.