El sueño mundialista palestino: esperanza inquebrantable
Un fascinante viaje en las eliminatorias de 16 partidos y los obstáculos de una guerra se desmoronaron en un instante para Oday Dabbagh y su equipo palestino. Su legado perdurará por mucho tiempo.
El fútbol, a menudo un escape de la realidad, se entrelazó inextricablemente con la dura realidad de Palestina en una historia que conmovió al mundo. La clasificación a la Copa Mundial se convirtió en un microcosmos de la lucha y la resistencia de un pueblo.
La selección palestina, un equipo clasificado 101° a nivel mundial, desafió las probabilidades y casi logró lo impensable: la clasificación a la Copa Mundial. Liderados por Oday Dabbagh, delantero estrella del Aberdeen escocés, lograron victorias resonantes contra Irak y Kuwait, encendiendo la esperanza en una nación azotada por el conflicto.
En Amán, Jordania, el 10 de junio, el estadio vibró con la expectativa. Un triunfo contra Omán significaba la clasificación a los playoffs. Durante 97 minutos, el marcador favoreció a Palestina 1-0, desatando una euforia contenida. Sin embargo, un controvertido penalti concedido a Omán en los últimos segundos del encuentro niveló el marcador (1-1), truncando el sueño palestino.
“Era una oportunidad enorme para nosotros”, lamentó Dabbagh a la Associated Press, reflejando la desilusión de todo el equipo. El silbatazo final desató una ola de tristeza entre jugadores y aficionados. La Asociación de Fútbol de Palestina (PFA), a pesar de presentar una queja formal ante la FIFA, no logró cambiar el resultado.
El entrenador Ihab Abujazar, con un orgullo palpable a pesar de la derrota, resumió el sentir de una nación: “Nuestros jugadores son héroes, un símbolo de todo lo hermoso en Palestina”.
El camino hacia la clasificación estuvo marcado por las dificultades impuestas por la guerra. La imposibilidad de jugar en casa, en Gaza o Cisjordania, obligó al equipo a disputar sus partidos como local en Amán, ciudad con una importante comunidad palestina. "Jugar en casa hubiera sido más fácil", explicó Dabbagh, "pero las circunstancias en Palestina son tan difíciles que Amán fue la mejor opción".
La situación se complica aún más por la ausencia de una liga local en los territorios palestinos desde el inicio del conflicto, con cientos de atletas entre las víctimas y las instalaciones deportivas destruidas. "Todo lo que ocurre nos entristece", afirmó Dabbagh. "Como jugadores, tratamos de concentrarnos en el fútbol, pero usamos lo que sucede como motivación para llevar alegría a nuestro pueblo".
La mayoría de los 27 jugadores de la selección palestina juegan en clubes extranjeros, un reflejo de la realidad del país. A pesar de la decepcionante derrota, el equipo ya se enfoca en la Copa Asiática 2027, un nuevo objetivo en el horizonte para estos atletas que representan mucho más que un equipo: la esperanza de toda una nación.
Con un mensaje de resiliencia, Dabbagh concluyó: “Usaremos el fútbol para mostrar al mundo que hay más en Palestina. Seguiremos adelante. El sueño no ha terminado, sólo se ha pospuesto”.