Ola de calor en Arizona deja 29 muertos y 328 casos bajo investigación
El termómetro no perdona en el Valle del Sol. Mientras las autoridades locales redoblan esfuerzos con programas de prevención y recursos frescos, las cifras revelan una realidad escalofriante: Maricopa County registra ya 29 decesos vinculados a las altas temperaturas en lo que va de 2025, según el último reporte de Salud Pública
Las calles de Phoenix se han convertido en un silencioso cementerio de verano. El asfalto, abrasador a 70°C al mediodía, reclama víctimas a un ritmo alarmante. Este año, la ola de calor ha superado todos los registros anteriores, dejando tras de sí una estela de dolor y cifras que hielan la sangre.
- 72% de las víctimas son hombres.
- 31% eran personas sin hogar, expuestas a la implacable inclemencia del sol.
- 3 de cada 4 muertes ocurrieron al aire libre, donde la falta de sombra y agua se convirtió en sentencia de muerte.
Pero detrás de estas frías estadísticas hay historias humanas, familias destrozadas y un sistema que lucha por hacer frente a una crisis sanitaria sin precedentes. Samia Kadri, enfermera de Banner Health, ha sido testigo de este horror, analizando los 328 casos que aún se encuentran bajo investigación forense. Las autopsias revelan un patrón consistente: deshidratación extrema, fallo multiorgánico y, trágicamente, el consumo de sustancias que empeoraron la situación.
"La tolerancia psicológica al calor no protege tus órganos", advierte Kadri, desmintiendo la peligrosa creencia de que la aclimatación al desierto ofrece inmunidad. El 62% de los fallecidos tenían alcohol o drogas en su organismo, un factor que agravó sus condiciones preexistentes o incluso las causó directamente. Desde jóvenes que subestimaron el peligro hasta adultos mayores con enfermedades previas, todos se vieron superados por la fuerza brutal del calor.
El 25% de las muertes se registraron en interiores sin refrigeración adecuada, evidenciando que las cuatro paredes no siempre representan un refugio seguro. La tragedia se extiende más allá de las calles desoladas; se cuela en hogares precarios, convirtiendo la propia vivienda en una trampa mortal. La búsqueda de soluciones urgentes y eficaces se convierte en una carrera contra el tiempo antes de que el verano reclame más vidas.