Arizona: Crisis carcelaria, cierres y aumento de muertes
Abril ha sido un mes complejo para Arizona; más allá del calor creciente y los planes de verano, una serie de eventos en las prisiones estatales han generado una tensión palpable
La incertidumbre reina en las prisiones de Arizona tras el cierre repentino de varias unidades de máxima seguridad. El Departamento de Correccionales, Rehabilitación y Reingreso de Arizona (ADOC) anunció el jueves 17 de abril la suspensión indefinida de las visitas en la Unidad Cimarron (Tucson), la Unidad Rynning (Eyman), las unidades Buckley, Morey y Rast (Lewis), la Unidad Kaibab (Winslow), y la Unidad Dakota (Yuma). Esta decisión, sin precedentes, ha generado una ola de ansiedad entre familiares de los reclusos, quienes se enfrentan a la dificultad de comunicarse con sus seres queridos.
“No sabemos nada. Es terrible la incertidumbre,” afirma María García, hermana de un preso en la Unidad Rynning, expresando la frustración generalizada. La falta de comunicación oficial clara y precisa, combinada con la imposibilidad de visitas regulares y el limitado acceso a teléfonos, aumenta la preocupación por la seguridad y el bienestar de los internos. La dependencia de teléfonos públicos con tiempos de llamada restringidos y largas colas se convierte en una barrera casi insuperable para mantener contacto con sus familiares en un momento de profunda angustia.
Fuentes anónimas dentro del ADOC sugieren que la decisión del cierre se relaciona con una serie de incidentes violentos, incluyendo tres asesinatos en la Unidad Cimarron el 4 de abril, atribuidos a Ricky Wassenaar. Este hecho, sumado a la preocupante cifra de 57 muertes de reclusos en 2025 – algunas por causas naturales o suicidio, otras bajo investigación – ha puesto en entredicho la efectividad de los protocolos de seguridad dentro del sistema penitenciario de Arizona. La opacidad en torno a las causas de estas muertes alimenta aún más la desconfianza y la preocupación.
El ADOC ha confirmado la lista de fallecidos, incluyendo nombres como Milton Eaton (69 años), James O’Neill (79 años), Fernando Giglio (28 años), y Louis Rodriguez (70 años), pero se niega a ofrecer detalles sobre las investigaciones en curso. Esta falta de transparencia dificulta la posibilidad de obtener una comprensión completa de la situación y aumenta la presión sobre las autoridades para que proporcionen explicaciones claras y acciones contundentes para mejorar la seguridad y la transparencia en sus centros penitenciarios.
La crisis actual exige una revisión profunda de las políticas de seguridad y una investigación independiente y exhaustiva para determinar las causas de la ola de violencia y muertes en las prisiones de Arizona, asegurando que las medidas correctivas se implementen con la mayor urgencia posible para proteger la vida de los reclusos y brindar tranquilidad a sus familias.