IMSS realizará revisión tras incidente en Hospital de Hermosillo relacionado con picadura de alacrán
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) confirmó una revisión profunda tras la muerte de una niña de cinco años en Hermosillo, tras una picadura de alacrán que el sistema de salud no pudo contener a tiempo. El incidente, ocurrido el lunes 20 de octubre, ha encendido las alertas en comunidades del norte donde estos insectos son parte del entorno cotidiano, no una rareza.
Angélica Mariel Martínez López, jefa del IMSS en Sonora, compartió en redes sociales un mensaje directo, sin filtros: “No hubo negligencia intencional, pero sí una falla en la cadena de suministro. Y eso no se puede perdonar.”
Según su relato, las 700 dosis de suero antialacrán disponibles en toda la entidad se agotaron el fin de semana anterior, tras atender tres casos graves en municipios cercanos. El Hospital de Ginecopediatría —el único en la ciudad con capacidad para atención pediátrica de emergencia— no tenía ninguna en sus estantes cuando la niña llegó, con la pierna hinchada y el rostro pálido, a las 12:23 horas.
Los médicos actuaron con rapidez: intubación completada a las 12:53, medicamentos de soporte aplicados en siete minutos. Pero el suero que podría haberle salvado la vida no estaba allí. Lo consiguieron a 15 minutos de distancia, en el Hospital Infantil del Estado de Sonora. Llegó a las 13:08. Ya era tarde.
La niña, estudiante del jardín de niños Ignacia E. de Amante, en el corazón de Hermosillo, fue picada mientras jugaba en el patio. Su madre contó que nunca imaginó que un insecto tan pequeño pudiera ser mortal. “Aquí todos sabemos que hay alacranes. Pero nunca pensamos que el hospital no tendría lo básico para salvar a uno de los nuestros.”
El personal médico intentó reanimarla dos veces. La primera, a las 13:27. La segunda, a las 13:40. Murió a las 13:45. Nadie en la sala habló. Solo se escuchaba el sonido del monitor que se apagaba.
El IMSS anunció que, a partir de esta semana, se duplicará el inventario de suero en todas las unidades de urgencias del norte de Sonora, con envíos semanales garantizados desde la Ciudad de México. También se instalarán puntos de almacenamiento estratégicos en clínicas rurales y centros de salud periféricos, donde las familias viven a más de una hora de un hospital.
En los últimos años, las picaduras de alacrán han aumentado en la frontera norte, no solo por el clima, sino por la expansión urbana sobre zonas naturales. Las madres ahora llevan pinzas en sus bolsas. Los padres revisan las sandalias antes de ponérselas. Y los médicos, cansados de pedir ayuda a otros hospitales, exigen que lo que es urgente, sea siempre disponible.
