“Chapetín”: el payaso que halló en Nogales el sitio para crecer y hacer reír

Tras perder su empleo, Mario Ortiz descubrió en los escenarios una nueva vocación que transformó su vida y la de sus hijos

“Chapetín”: el payaso que halló en Nogales el sitio para crecer y hacer reír

Cautivado por los aplausos del público Mario Ortiz técnico en Máquinas y Herramientas experto tornero de la Ciudad de México decidió convertirse en el payaso “Chapetín”.

Con más de 20 años en el arte de hacer reír a niños y grandes dice sigue siendo cautivado por los aplausos de su público en Nogales, ciudad fronteriza que lo vio crecer a él y a sus tres hijos que hoy son profesionistas con carreras exitosas gracias a sus actuaciones.

Un día un amigo que llevaba un mes de payaso que hoy es mi compadre me dijo “oye no quieres ser payaso, yo lo miré y le dije no gracias, la verdad es que yo era muy serio. 

Contó que de pronto la empresa para la que trabajaba cerró y se quedó sin trabajo ese día se encontró a su gran amigo, quien incansable lo invitó de nuevo a participar en el oficio.

Entonces lo acompañé a un lugar donde ellos estaban ensayando y me ganaba la risa de verlos como ensayaban, ellos les daban servicio a muchos restaurantes de categoría, terminaron su ensayo y les dije esta chistoso y me invitaron asistir la próxima semana, pero en el camino yo iba diciendo “Hola amiguitos como están” y me daba risa a mí mismo. 

Desde entonces soñaba con los payasos y a la siguiente semana fui al ensayo y me invitaron a pasar a decir una bienvenida y todos me aplaudieron y fue cuando sentí los aplausos que fue lo que me gustó más, relató.

En menos de una semana de ensayo y gracias a su carisma natural sus amigos lo invitaron a debutar en una tienda Samborns en la ciudad de Puebla, adonde acudió con un traje prestado y fue maquillado por uno de sus amigos el payaso “Choncho Chonchito”, entonces nació el nombre “Chapetin”, en honor a un personaje de su caricatura preferida “David el nomo” de su niñez.

Me sentía realizado, entre y salude, saben que fue lo que me gustó, que todos me aplaudieron, los aplausos me llenan, me llenan de vibra, me llenan de energía, pero saben que fue lo que más me gustó, en esas dos horas gane lo que ganaba en una semana trabajando de tornero que era mi profesión, lo gane en dos horas en propinas, narró.

Sabiendo que había encontrado su verdadero oficio “Chapetín”, comenzó a ensayar dos días a la semana y los otros días estudiaba teatro en Naucalpan, actuación, vestuario y maquillaje al grado que empezó a estudiar psicología infantil porque quería saber más sobre como acercarse a ellos para hacerlos felices.

Desde entonces empezó a ser más profesional cada día acudiendo a restaurantes, eventos particulares y privados siempre actualizándose en congresos nacionales e internacionales ganando primeros lugares en vestuario, actuación y maquillaje.

Llegue aquí a Nogales en el 2001, fue algo tan maravilloso porque la inocencia y hospitalidad de Nogales es algo maravilloso, nuca voy a dejar de agradecer a Nogales lo que me ha dado, agradeció.

Me encuentro gente que me dice “Chapetin”, tú fuiste a la fiesta de mi hijo y ahora ya es doctor, es algo tan maravilloso que yo quería irme a Estados Unidos, llegue a Nogales, Nogales me abraza y me da lo que nunca me dieron en otros lados, me dio la oportunidad de demostrarme a mismo quien yo era, al año de estar aquí mande por mis hijos y mi esposa a la Ciudad de México llegaron conmigo y desde entonces todo para delante.

Chapetin, le ha dado a mis hijos carreras profesionales, tres son ingenieros y una es abogada que más le puedo pedir a este payaso, acentuó.