Nogales avanza con su anillo hídrico para garantizar agua en toda la ciudad

El proyecto Anillo Hídrico de Nogales, Sonora no es solo una obra de ingeniería: es una promesa hecha realidad para más de 200 mil habitantes que cada mañana se preguntan si el agua llegará a sus casas. Con la topografía como aliada, la administración municipal ha reactivado una idea que dormía desde hace décadas: usar la altura natural de la ciudad para que el agua fluya por gravedad, sin depender de bombas que consumen energía y recursos.

Nogales avanza con su anillo hídrico para garantizar agua en toda la ciudad

El presidente municipal Juan Gim Nogales camina los terrenos donde se levantan los nuevos tanques con la mirada de quien sabe que esto no es solo infraestructura, sino dignidad. “Antes, en colonias como San José del Valle o El Vergel, el agua llegaba dos o tres veces por semana, y siempre con poca presión. Hoy, con los tanques elevados en puntos estratégicos, ya no necesitamos depender de la electricidad para que llegue a los últimos barrios”, explica, señalando hacia el cerro de Los Alisos, donde el nuevo depósito de 1.5 millones de litros ya está en operación.

En 2022, decidimos no seguir tapando agujeros. Este proyecto no nació de un plan de campaña, sino de las quejas de las mujeres que caminan kilómetros con garrafones, de los niños que no pueden bañarse todos los días, de los comerciantes que pierden ventas por falta de agua. Aquí, el relieve no es un obstáculo: es nuestra ventaja.

La estrategia ha cambiado el juego. En lugar de perforar pozos en zonas saturadas, la administración se enfocó en los acuíferos menos explotados: Mascareñas y Los Alisos, donde el agua subterránea es más limpia y abundante. Las pruebas en la zona de Arizona, cerca de la frontera, aún no dan resultados definitivos, pero los técnicos aseguran que los primeros son alentadores. “No queremos repetir errores del pasado. Si no hay suficiente caudal, no ponemos un tanque. Mejor esperar y hacerlo bien”, dice un ingeniero de la Conagua que trabaja en el terreno.

Ya se han rehabilitado ocho pozos antiguos y se construyen cinco tanques elevados más, con capacidad para almacenar más de 10 millones de litros en total. La meta es clara: alcanzar el 90% de cobertura en la primera etapa antes de junio del próximo año. Pero lo que más emociona a los vecinos no es el porcentaje, sino lo que ya han visto: el agua corriendo sin interrupciones en la colonia Las Palmas, donde hace tres años solo llegaba una vez cada cinco días.

Aquí, el agua no es un privilegio. Es un derecho que se construye con tuberías, con cerros y con voluntad. No necesitamos que nos la regalen. Solo necesitamos que la dejen fluir.

El Anillo Hídrico no es un proyecto que se ve desde el aire. Se siente en la ducha de una madre que ya no tiene que esperar hasta la medianoche para bañar a sus hijos. Se escucha en el ruido del grifo que nunca se apaga. Y se vive en cada casa donde, por primera vez en años, el agua no es un lujo, sino una certeza.