Se intensifica el programa de reparación de calles con inversión del FOPIN y recursos municipales

Los trabajos de bacheo en la frontera no solo siguen, sino que se intensifican. Con los recursos recién aprobados por el Comité Técnico del FOPIN, se dará cobertura a 21 puntos críticos de la ciudad, donde las lluvias dejaron huellas profundas en el asfalto y la paciencia de los vecinos.

Se intensifica el programa de reparación de calles con inversión del FOPIN y recursos municipales

El alcalde Juan Francisco Gim Nogales asegura que, pese a los contratiempos climáticos, nunca se detuvo la maquinaria: “Aquí no esperamos a que el problema se vuelva crisis. Cuando llueve, la calle se rompe; cuando se seca, nosotros la curamos”.

Desde que cesaron las precipitaciones, el Ayuntamiento de Nogales ha destinado cerca de 6 millones de pesos a la reparación inmediata de calles, pero no es suficiente. Por eso, se sumaron los fondos del Parque Industrial de Nogales, un aliado clave que entiende que una calle en mal estado no solo molesta, sino que cuesta dinero en daños vehiculares y retrasos logísticos. “Las cuadrillas no se van a ir. Están aquí para quedarse, hasta que cada esquina tenga su piso firme”, dijo el munícipe, mientras observaba cómo una máquina de asfalto sellaba una grieta en la esquina de Hidalgo y Morelos.

Tenemos cuadrillas propias del área de Desarrollo Urbano, pero esto no es un programa de emergencia. Es un plan que llevamos tres años construyendo. Antes, las calles eran un laberinto de hoyos; ahora, son caminos que se pueden recorrer sin tener que agacharse. No decimos que no hay baches —aún hay—, pero ya no son la regla, sino la excepción. Y si necesitamos más recursos del FOPIN o de nuestros propios fondos, los pediremos. Porque una ciudad no se mide por sus monumentos, sino por cómo se mueve su gente. Si no puedes ir de tu casa al mercado sin temblar, ¿de qué sirve tener un centro cívico?

La avenida Ruiz Cortines, recién entregada oficialmente, no se convirtió en una obra terminada, sino en una responsabilidad activa. Aunque la constructora tiene dos años de garantía, el Ayuntamiento no espera a que se cumplan los plazos. “Ya hablamos con ellos. Las deformaciones por las lluvias no son ‘desgaste normal’. Son fallas que deben corregirse ahora, no en diciembre”, explicó Gim Nogales. La prioridad no es solo el asfalto: es evitar que el agua se filtre, que las tuberías se dañen, que el subsuelo se desgaste. “Si no cuidamos esto, lo que nos costó construir, nos costará el doble reparar”.

Estos baches están dentro de la garantía. Y yo estoy al pendiente. No solo porque es la vía más importante de la ciudad, sino porque detrás de ella está el arroyo de los Nogales. Si no cumplimos con la rehabilitación de Ruiz Cortines, no podemos activar el emparejamiento de crédito con el Banco de Desarrollo. Pero no vamos a aceptar una obra defectuosa solo por presión. Aquí no se firma con la mano temblorosa. Se firma con la cabeza clara. Y mientras tanto, seguimos reforzando, rellenando, sellando. Porque una calle no se pinta, se cuida.

Y el horizonte se amplía. Gracias a la solidez financiera de la ciudad, se avanza en la gestión de cerca de 100 millones de pesos del Banco de Desarrollo de América del Norte. Los proyectos no son solo para pavimentar: son para sanar. La rehabilitación del Arroyo Los Nogales, el nuevo colector en la calle 5 de Febrero, las platas espejo en Los Alisos y Puerta de Anza, y la planta tratadora del poblado de Mascareñas no son solo infraestructura. Son garantías de salud, de movilidad, de futuro. “No estamos arreglando calles —dijo el alcalde mientras se limpiaba el polvo de la chaqueta—. Estamos devolviendo dignidad a quienes las recorren todos los días, con sus hijos, sus mercados, sus trabajos. Y eso, en la frontera, no tiene precio. Pero sí tiene presupuesto. Y lo vamos a usar bien.”