Inicia reactivación de unidad deportiva tras desmantelar albergue migrante
El corazón deportivo de Nogales, las canchas de la unidad Estrellas Nogalenses, inicia su fase de rescate tras meses como albergue para migrantes. El Instituto del Deporte confirma el retiro de las carpas y promete devolverle la vida al espacio, cerrando una "herida" para la comunidad.
Tras meses de silencio, los campos de la unidad deportiva Estrellas Nogalenses vuelven a respirar. El Instituto del Deporte confirmó que, con las carpas del albergue para migrantes ya retiradas, comienza la fase más crítica: devolverle la vida a un espacio que, por años, fue el corazón del deporte local.
Lo que vimos aquí no era solo un albergue —era un sueño interrumpido. Hoy, lo que hacemos es cerrar una herida y empezar a sanarla con tierra, césped y redes. No queremos solo reparar lo roto; queremos hacerlo mejor de lo que fue antes, dijo Marco Alonso Martínez Rodríguez, director del Instituto, mientras caminaba entre los postes de fútbol aún clavados en el suelo, como testigos mudos del tiempo perdido.
Estamos en coordinación directa con los tres niveles de gobierno, pero también con los entrenadores, los padres y los jóvenes que ya nos están preguntando cuándo vuelven a jugar. No podemos prometer fechas exactas, pero sí compromiso: en tres semanas, los campos estarán listos para el diagnóstico técnico. Lo que se pueda salvar, se salva. Lo que no, se reemplaza —sin excusas.
El regreso no será solo de fútbol. Las cuatro categorías del fútbol soccer volverán primero, pero no serán las únicas. El tochito bandera de las escuelas primarias, el fútbol americano de los secundarios, y las pruebas de Heptatlón y Pentatlón ya tienen fechas tentativas para la próxima temporada. Pero lo que más emociona a los vecinos es lo que viene después: el atletismo en la pista de tierra que, por años, vio correr a campeones locales que luego se fueron a Estados Unidos en busca de oportunidades.
Abajo, en la zona de canchas de tierra, también regresará el box, con los guantes de los jóvenes que ya no quieren salir del barrio para encontrar un propósito. Las artes marciales mixtas volverán con sus clases nocturnas, y el entrenamiento de atletismo se extenderá hasta el atardecer, cuando el calor se suaviza y las luces de la ciudad se encienden en la otra orilla.
“Aquí no solo entrenamos campeones —entrenamos vida”, dice Carlos, entrenador de boxeo desde hace 17 años. “Muchos de estos chicos no tienen dinero para ir al gimnasio, pero sí tienen ganas. Y aquí, en este suelo, aprendieron a no rendirse.”
La reactivación también incluye una nueva forma de comunicar: no solo anuncios en paredes, sino reuniones semanales con las ligas municipales, promotores deportivos y hasta los dueños de los negocios cercanos. “Si el niño juega aquí, su mamá compra tortillas en la taquería de la esquina. Eso es economía. Eso es comunidad”, explica Martínez Rodríguez.
Las redes sociales ya se llenaron de fotos de niños con sus zapatillas viejas, preguntando si ya se podía volver. Nadie dijo cuándo. Pero todos saben que, en esta frontera, cuando el deporte vuelve, también lo hace la esperanza.