El próximo Obispo de Nogales: Experiencia fronteriza
José Luis Cerra Luna llegará a su nueva diócesis el 10 de septiembre
El calor sofocante del desierto sonorense pronto recibirá a Monseñor José Luis Cerra Luna, un Obispo todoterreno con una dilatada experiencia en la frontera mexicana. Su nombramiento, una sorpresa incluso para él, marca un hito: es el primer Obispo mexicano designado por el Papa León XIV, el primer Papa estadounidense en la historia.
Llegará a Nogales el 10 de septiembre, listo para asumir el cargo en una diócesis joven, con una extensión territorial inmensa y retos que abarcan desde la compleja realidad fronteriza hasta la vasta geografía del norte de Sonora. Su pasado en los barrios obreros de Matamoros y Reynosa, en Tamaulipas, lo ha preparado para este desafío.
La llamada que le anunció su nombramiento lo encontró en su parroquia, un anuncio que cambió su vida para siempre. Tres meses tiene para prepararse para este nuevo capítulo de su sacerdocio, un viaje que lo llevará a una tierra desconocida, pero que se muestra dispuesto a recorrer con fe y entrega.
En una entrevista telefónica, Cerra Luna se mostró accesible y dispuesto a mantener una comunicación fluida con la prensa. Su sencillez y humildad contrastan con la magnitud de la tarea que le espera.
La Diócesis de Nogales, creada hace apenas nueve años, abarca 44,244 km² y 17 municipios: Agua Prieta, Altar, Átil, Bacoachi, Caborca, Cananea, Fronteras, Ímuris, Naco, Nacozari de García, Nogales, Oquitoa, Pitiquito, Santa Cruz, Sáric, Trincheras y Tubutama, abarcando una compleja red de realidades sociales y necesidades pastorales.
La Palabra de Dios y la Eucaristía nutren su alma, mientras que su devoción a San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús reflejan la profunda espiritualidad que lo guía. Estos santos, fundadores de órdenes religiosas con impacto global, inspiran su vocación y le dan fuerza para enfrentar los desafíos que le esperan.
Criado en una familia de clase media en Torreón, Coahuila, su vocación se forjó bajo la influencia de Monseñor Roberto Ramírez, seminaristas y amigos que compartieron su camino hacia el sacerdocio. Sus padres, José Luis Cerra Luna y María de Jesús Luna de Cerra, lo apoyaron en su decisión, junto a sus hermanos Jesús Fernando y Gabriela Cristina.
Su formación académica incluye licenciaturas en Filosofía y Teología Espiritual, obtenidas en el seminario donde fue ordenado sacerdote. Su infancia y adolescencia transcurrieron entre Torreón, Ciudad Victoria y finalmente Matamoros, donde se preparó para el sacerdocio y desarrolló su ministerio por más de 35 años.
“Fue una sorpresa para mí. El horizonte no incluía estas dilatadas tierras hasta que el nuncio me comunicó la designación del Papa. Es una sorpresa, un honor y un privilegio servir en esta nueva vocación a la que Dios me llama”, expresó al ser consultado sobre su nombramiento.
“Genera expectativas y dudas, pero sobre todo, me siento honrado por esta designación, que veo como una llamada de Dios. Es una vocación, como la del Padre Kino, ir a entregarme a esas tierras sonorenses. Como Monseñor Juan Navarrete, ir a ponerme al servicio de la comunidad”, añadió.
Menciona a Don Juan Navarrete… un Obispo muy querido en Sonora… y al Padre Kino…
“Sí, figuras decisivas para la configuración de la Iglesia y la identidad de Sonora y el sur de Arizona, en el caso del Padre Kino y las Californias. Son ejemplos, una guía y un gran reto; aspirar a llegar, al menos, a sus talones.”
¿Cuáles son los principales problemas en Sonora para un Obispo?
“Los retos son propios de la vocación episcopal: fomentar la unidad entre los cristianos, unir esfuerzos para la evangelización y catequesis, atender las pastorales. La migración, el desarrollo industrial, las maquiladoras… problemáticas semejantes a las que he enfrentado en la frontera.”
“Conozco de cerca la situación de los obreros, pues en mi primera parroquia en Matamoros, la mayoría eran obreros. Ahora en Reynosa también. Nogales ha crecido en este sector, y conozco la realidad de este sector.”
“Otro reto es acostumbrarme a la sierra. Reynosa y Matamoros son planos. Sonora es muy serrano: minas, desierto, paisajes nevados y calor de 50°. Aprender, adaptarme, servir…”
Sólo en las maquilas de Nogales hay 50 mil obreros…
“En mi experiencia en Matamoros y Reynosa, la mayoría de la población de mis parroquias eran obreros. Conozco bien su situación.”
¿Listo para el calor de Sonora?
“Para calor, Sonora”, dice riendo. “Pero creo que tolero bien el calor. He estado en Hermosillo y hacía mucho calor, pero hay aire acondicionado por todas partes…”
El tema de la seguridad… ¿qué opina?
“Un tema que no me es ajeno. Esta semana ha habido situaciones difíciles en Reynosa. Cuando las instituciones trabajamos juntas, podemos avanzar hacia la paz. La Iglesia aporta lo suyo, el mensaje del Evangelio: amor, paz, concordia, justicia. Es un reto, pero trabajando juntos podemos dar pasos en favor de la paz.”
Monseñor Cerra Luna parte hacia un futuro incierto, pero lleno de esperanza y fe. Su experiencia en la frontera, su profunda espiritualidad y su disposición al servicio lo preparan para este nuevo desafío. El norte de Sonora espera con expectación la llegada de su nuevo Obispo, un líder que llega con el corazón abierto y dispuesto a abrazar los retos y las bendiciones de esta tierra compleja y rica en cultura.
Con información de: Sergio García