Prórroga arancelaria: Respiro temporal, incertidumbre persiste
El presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz advirtió que la extensión de 90 días en los aranceles entre México y EE.UU. no elimina la incertidumbre, frena inversiones y afecta la planeación de la industria maquilador
La incertidumbre persiste en la industria maquiladora fronteriza a pesar del anuncio conjunto de México y Estados Unidos de una nueva prórroga de 90 días en los aranceles al comercio bilateral. Joshua Rubin, miembro del consejo directivo de AMS Index Nogales y presidente de la Autoridad Portuaria del condado Santa Cruz, si bien ve con buenos ojos la extensión, la califica como una solución temporal que mantiene a las empresas en un estado de constante tensión, dificultando la planificación a largo plazo.
La compleja red de proveedores internacionales en la que se sustenta la economía fronteriza, la hace especialmente vulnerable a cambios en las políticas comerciales estadounidenses. Modificaciones en la importación de productos desde países como China o Brasil, aunque ensamblados en México, podrían resultar en nuevos aranceles si no cumplen con los requisitos del T-MEC, impactando directamente a las empresas exportadoras mexicanas.
Esta situación, según Rubin, ha paralizado las nuevas inversiones y ha generado la pérdida de 50,000 empleos a nivel nacional, incluyendo aproximadamente 500 en la industria local. “Ninguna empresa puede planificar sus acciones en periodos de 60 días, y menos aún en este contexto de constantes decisiones gubernamentales de ambas naciones”, afirma.
“Mi nivel de estrés sigue igual que hace meses. La incertidumbre sobre el futuro de la industria maquiladora y las empresas que dependen del comercio exterior es constante. No existe empresa que produzca al 100% su producto sin proveedores externos. Esta extensión es algo positivo, otros 90 días son buenos, pero no veo un ganar-ganar. México y Estados Unidos están empatados, 0-0. Nadie gana, nadie pierde, por ahora”, explica Rubin.
A pesar del acuerdo firmado con revisión en 2026, Rubin considera legítimo iniciar conversaciones anticipadas para disipar la incertidumbre. La confianza en la palabra de los funcionarios es crucial para los empresarios, y la renegociación temprana podría evitar el estrés actual.
“Entiendo la necesidad de negociar temprano para acabar con este drama y estrés. Si ya se sientan a la mesa, una respuesta rápida, positiva o negativa, es mucho mejor que esta espera. Todos necesitamos saber si será un sí o un no para poder planificar. Otros 90 días de lo mismo, sin poder planificar. Lo que me preocupa es la falta de honestidad al quebrantar acuerdos previamente pactados. Como socios y vecinos, necesitamos una respuesta clara”, enfatiza.
Para Rubin, la certidumbre es fundamental. Ya sea la permanencia del T-MEC con o sin ajustes, o su eliminación, se necesita una decisión para que las empresas puedan planificar sus inversiones y acciones futuras.
“Necesitamos una respuesta ya: ¿seguimos con el T-MEC con ajustes, o no? Si es un no, las empresas se irán a otros países. Si es un sí, podremos invertir, expandirnos. Todo está en pausa. Si llegáramos a un acuerdo, todo esto se resolvería. Para poder invertir, expandir nuestros edificios, incrementar nuestros centros de distribución, necesitamos certidumbre”, concluye.
Actualmente, la relación y negociaciones entre México y Estados Unidos parecen sólidas. Rubin espera que esta situación continúe y se llegue a una resolución definitiva que asegure la relación binacional, con o sin modificaciones al T-MEC. La incertidumbre, sin embargo, sigue siendo el principal obstáculo para el crecimiento económico en la región fronteriza.