Adiós al Capitán Salcido: 36 años de servicio
Familiares y compañeros lo acompañaron en “El Último Llamado”, entre lágrimas, gratitud y reconocimiento a su legado
Tras 36 años de servicio, el heroico capital Armando Salcido Corella, del cuerpo de bomberos “Gustavo L. Manríquez” de Nogales, Sonora, se despidió de su labor activa con una emotiva ceremonia de “El Último Llamado”. No fue una simple despedida, sino una inundación de gratitud y afecto por un hombre que dedicó su vida a proteger a su comunidad.
El cuartel principal vibró con la llegada de Salcido Corella. El sonido de la sirena, la formación impecable de sus compañeros de las cuatro estaciones, y los aplausos de su familia crearon un ambiente de profunda emoción. Sus seres queridos, presentes en el estacionamiento habilitado para la ocasión entre las máquinas extintoras, lo recibieron con abrazos y lágrimas de alegría y tristeza a la vez.
Con la voz entrecortada por la emoción, el también director de la Academia de Bomberos, recorrió con la mirada a los asistentes: su esposa, hijos, nueras, nietos, hermanos y hermanas, y a sus compañeros, muchos de los cuales pasaron por la academia bajo su tutela.
“Me voy del trabajo, pero no de la institución. Llevo a cada uno de ustedes en mi alma y en mi corazón”, confesó, limpiándose las lágrimas.
El silencio que siguió fue conmovedor, roto solo por el sonido del viento entre las máquinas. Ajustándose las gafas, levantó su mano derecha y, señalando a sus compañeros, agregó:
“Tengo el orgullo de decir que todos los que están aquí pasaron por la academia. Gracias a mis hermanos, a mi familia… sinceramente, no me esperaba esto”.
Salcido Corella admitió que, aunque sabía que este día llegaría, no anticipó la magnitud de la demostración de cariño. Había visto videos en redes sociales de jubilaciones sencillas, "solo se iban y ya", pero su "Último Llamado" fue una celebración inolvidable. Las sospechas de una despedida especial se confirmaron con los mensajes de reconocimiento y felicitación de sus compañeros, una sorpresa que culminó con la emotiva ceremonia.
Su legado, sin embargo, continúa vivo en los corazones de los bomberos que entrenó y en la comunidad a la que protegió durante 36 años. Su servicio y dedicación no serán olvidados.