México y EU buscan evitar aranceles del 30% en cruciales negociaciones
El reloj diplomático sigue su cuenta regresiva. Mientras Estados Unidos avanza en la firma de acuerdos comerciales con otras potencias, México mantiene abierta la puerta de las negociaciones para evitar que los aranceles del 30% anunciados por Washington entren en vigor este 1 de agosto; Claudia Sheinbaum reveló hoy que las conversaciones avanzan, aunque sin ceder en las posturas fundamentales de cada nación
La incertidumbre planea sobre la mesa de negociaciones entre México y Estados Unidos. Mientras el reloj corre hacia el fin de la semana, la presión aumenta para alcanzar un acuerdo comercial que evite un conflicto arancelario devastador. La presidenta, en un tono inusualmente cauteloso, se limitó a decir: "Estamos trabajando arduamente para lograr un acuerdo beneficioso para México".
Sin embargo, fuentes cercanas a la negociación revelan una compleja red de intereses en juego que van más allá de las tarifas. Las discrepancias se centran en puntos cruciales:
- La creciente tensión por la extradición de criminales de alto perfil, un tema que el gobierno mexicano ha tratado de mantener separado de las negociaciones comerciales, pero que inevitablemente ha añadido una capa de complejidad a las conversaciones.
- Las acusaciones de intromisión en asuntos internos, rechazadas tajantemente por el gobierno mexicano, generando un ambiente de desconfianza que dificulta el acercamiento.
- El número de extradiciones realizadas este año, que ha alimentado las especulaciones sobre posibles concesiones por parte de México a cambio de beneficios económicos.
Aunque el gobierno mexicano ha insistido en la independencia de ambos temas, la sombra de la presión estadounidense pesa sobre las negociaciones. La posibilidad de que las extradiciones se utilicen como moneda de cambio en la negociación, permanece latente, generando un clima de desconfianza e incertidumbre. Fuentes anónimas han confirmado que nombres como el de Caro Quintero y los hermanos Treviño Morales han salido a relucir durante las conversaciones, avivando la polémica.
El futuro de la industria automotriz y agrícola mexicana pende de un hilo. Mientras el gobierno mexicano asegura defenderá sus intereses nacionales, la posibilidad de un acuerdo de último momento, como ha sido costumbre en las negociaciones con la administración Trump, se antoja cada vez más incierta. La relación bilateral, una vez más, se encuentra en un punto crítico, donde la cooperación y la soberanía nacional se enfrentan en un juego de suma cero.