Huracán Erick azota el Pacífico mexicano; Oaxaca y Guerrero en alerta máxima

El Pacífico mexicano ha sido escenario de eventos climáticos intensos en los últimos días. La preocupación por la seguridad de las poblaciones costeras es palpable, especialmente considerando la imprevisibilidad de la naturaleza; se han intensificado las medidas preventivas y de vigilancia en varias regiones

Huracán Erick azota el Pacífico mexicano; Oaxaca y Guerrero en alerta máxima

Con vientos sostenidos de 80 nudos y rachas que superan los 100, el huracán Erick sorprendió a expertos y población al mantener su fuerza como huracán categoría 1 tras tocar tierra en Oaxaca.

El impacto, inicialmente registrado como categoría 3 a las 5:30 AM del jueves por la Secretaría de Marina (Semar), a través del Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, generó una alerta inmediata en los estados de Oaxaca, Guerrero y Michoacán. "La Sierra de Guerrero y Michoacán deben tomar precauciones", advirtió el Almirante, destacando la inusual trayectoria y persistencia del fenómeno meteorológico.

El Sistema Meteorológico Nacional (SMN) de Conagua, en colaboración con la Semar, ofreció un panorama detallado de la trayectoria de Erick. Se prevé que a las 7 PM del jueves se ubique a 30 millas náuticas de Punta Maldonado, Guerrero, y a 55 de Acapulco, manteniendo la amenaza de oleaje entre 10 y 14 pies en las costas de Guerrero y Oaxaca. Se esperan lluvias fuertes con el potencial de provocar desbordamientos, deslaves e inundaciones.

Se estima que para las 8 PM del viernes, Erick se debilite a depresión tropical a 41 millas náuticas de Acapulco, con vientos reducidos a 30 nudos y rachas de 40. Sin embargo, las fuertes lluvias continuarán afectando a Guerrero, Oaxaca y regiones aledañas, manteniendo la alerta en diversas comunidades. El oleaje disminuirá a entre 6 y 8 pies.

Las fuerzas armadas se mantienen en alerta máxima, preparadas para brindar asistencia a la población afectada. El monitoreo continuo del huracán Erick permitirá emitir actualizaciones para garantizar la seguridad de la población y mitigar los efectos de este potente fenómeno natural que, a pesar de su debilitamiento, representa aún un significativo riesgo para las zonas costeras y de montaña de la región.