El impacto de las remesas: impuestos y tipo de cambio afectan a las familias mexicanas

La economía mexicana presenta un panorama complejo; mientras algunos indicadores macroeconómicos muestran señales positivas, una realidad distinta se vive en millones de hogares a lo largo del país

El impacto de las remesas: impuestos y tipo de cambio afectan a las familias mexicanas

Un nuevo impuesto del 3.5% sobre las remesas y la reciente apreciación del peso mexicano están generando una profunda preocupación entre millones de familias mexicanas que dependen de las transferencias de dinero desde el extranjero, principalmente Estados Unidos. La fortaleza del peso, aunque vista como un indicador positivo para la economía nacional, está impactando directamente el poder adquisitivo de estas familias, ya que cada dólar enviado desde el extranjero rinde menos pesos.

El impacto en las familias receptoras de remesas es considerable. Mientras el peso mexicano alcanza un máximo histórico frente al dólar, la realidad para quienes dependen de estas transferencias es una disminución del ingreso disponible. En 2024, México recibió más de 64 mil millones de dólares en remesas, una cifra que representa el sustento económico de millones de hogares. La combinación del nuevo impuesto y el fortalecimiento del peso reduce significativamente el valor real de esas remesas.

“Antes con 100 dólares podía comprar más despensa. Ahora, con el nuevo impuesto y el peso tan fuerte, no me alcanza igual”, comenta María Elena García, residente de Guadalajara, Jalisco, quien recibe remesas de su hijo en Estados Unidos. Su testimonio refleja la situación de miles de familias en todo el país, especialmente en regiones con alta dependencia de las remesas.

El dato es preocupante: alrededor de 4.9 millones de hogares y 11.1 millones de adultos mayores en México dependen de estas transferencias internacionales. Esta dependencia se acentúa en estados como Jalisco, donde cinco mil 500 millones de dólares en remesas llegaron a hogares en 2024, con Guadalajara posicionándose como el tercer municipio con mayor recepción, solo superado por San Cristóbal de las Casas y Tijuana.

Expertos advierten sobre las consecuencias sociales de esta situación. Antonio Ruiz Porras, académico de la Universidad de Guadalajara, señala que “la reducción en el flujo de remesas afectará directamente el consumo básico de alimentos, medicinas y transporte, generando una mayor vulnerabilidad en las familias más pobres.” La incertidumbre se incrementa ante la posibilidad de que la gente recurra a canales informales para evadir el impuesto, exponiéndose a riesgos de fraude y sin garantías.

La caída del 12% en el volumen de remesas en abril pasado, sumada a la política migratoria estadounidense y la incertidumbre económica, agravan la situación. Lourdes Maisterrena González, economista de la Universidad Panamericana, destaca la necesidad de políticas públicas que mitiguen el impacto negativo en las familias receptoras de remesas.

La apreciación del peso mexicano, si bien es un logro macroeconómico, presenta un reto social significativo. La compleja realidad de millones de familias dependerá de la capacidad de respuesta del gobierno y de la adaptación de los receptores de remesas a esta nueva coyuntura económica. El futuro de estas familias pende de un hilo, entre el peso fuerte y el impacto de un impuesto que ha reducido su ya precario sustento.