Presión de EE.UU. a México por narcocorrupción: la respuesta de Sheinbaum
Las relaciones internacionales, especialmente entre vecinos como México y Estados Unidos, suelen estar marcadas por complejidades que van más allá de los comunicados oficiales; detrás de las declaraciones públicas, existen negociaciones, presiones y, a veces, desmentidos contundentes
Un informe de Reuters desató una controversia internacional al revelar presuntas presiones ejercidas por el gobierno de Donald Trump sobre México para perseguir a políticos vinculados al crimen organizado. Cuatro fuentes anónimas afirman que el entonces Secretario de Estado, Marco Rubio, habría solicitado en al menos tres ocasiones al gobierno mexicano la investigación y posible extradición a Estados Unidos de figuras políticas con presuntos nexos con el narcotráfico. Esta iniciativa, según las fuentes, buscaba una contundente ofensiva contra la narcocorrupción.
La reacción del gobierno estadounidense fue inmediata. El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, desmintió rotundamente, a través de X (antes Twitter), las acusaciones de que se ofrecieron incentivos económicos, como alivios arancelarios, a cambio de las investigaciones. Su declaración fue respaldada por la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, refutando de forma categórica esta versión.
A pesar de la negación, Johnson sí resaltó el compromiso bilateral del expresidente Trump y la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la lucha contra el narcotráfico, el fentanilo y las organizaciones criminales. La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental reiteró la colaboración entre ambos países en la erradicación de los cárteles y de la corrupción que los protege.
La presidenta Sheinbaum, por su parte, tildó el reporte de Reuters de falso, cuestionando el momento de su publicación, coincidiendo con una reunión con un alto funcionario estadounidense. Esta declaración ha generado especulaciones sobre una posible estrategia para minimizar el impacto de las revelaciones.
La opacidad que rodea las negociaciones privadas entre ambos países deja al descubierto la fragilidad y complejidad de la relación bilateral. La falta de transparencia en estas conversaciones alimenta las dudas y exige una mayor rendición de cuentas por parte de los gobiernos involucrados, dejando una incógnita sobre la verdadera naturaleza de las presiones y los acuerdos que se realizaron a puerta cerrada.