Sheinbaum rechaza impuesto a remesas y convoca a movilización ciudadana
El panorama económico internacional está en constante evolución, y las relaciones entre México y Estados Unidos, siempre complejas, se encuentran en un punto crucial; las conversaciones entre ambos gobiernos giran en torno a temas sensibles que impactan directamente la vida de millones de mexicanos
Las remesas, vital sustento para millones de familias mexicanas, se encuentran en el ojo del huracán tras la propuesta estadounidense de imponerles un impuesto. La iniciativa, contenida en el proyecto de ley "The One Big Beautiful Bill", ha generado una ola de rechazo en México, donde el gobierno se prepara para una dura batalla diplomática y popular.
La tensión entre México y Estados Unidos escaló luego de que la Cámara de Representantes aprobara una tasa del 3.5% sobre las remesas enviadas a México. Esta medida, inicialmente propuesta en un 5%, ha sido calificada por la presidenta Claudia Sheinbaum como una "injusticia flagrante" que afectaría gravemente la economía de miles de hogares mexicanos, donde las remesas representan un significativo 3% del PIB.
Sheinbaum ha advertido que el gobierno mexicano no se quedará de brazos cruzados. Más allá de las gestiones diplomáticas con Estados Unidos, que incluyen una reciente misión de legisladores mexicanos a Washington, la mandataria ha dejado entrever la posibilidad de acciones de protesta ciudadana. "No descartamos movilizaciones pacíficas para hacer oír la voz del pueblo mexicano y defender los derechos de nuestros compatriotas", afirmó Sheinbaum en un comunicado.
La estrategia legal del gobierno mexicano se centra en dos ejes principales: un acuerdo bilateral de 1992 que busca evitar la doble tributación de las remesas y la propia Constitución Mexicana, que promueve un sistema tributario progresivo. "Es inaceptable que se grave a quienes menos tienen cuando existen mecanismos para que los que más poseen contribuyan en mayor medida", señaló Sheinbaum.
Mientras las negociaciones diplomáticas continúan, la incertidumbre sobre el futuro de las remesas y la posible respuesta popular en México mantienen la tensión al máximo. El desenlace de este conflicto podría tener implicaciones significativas para la relación bilateral y para la economía de millones de familias mexicanas que dependen de estas vitales transferencias de dinero.
