OEA: EE.UU., Argentina y Perú buscan designar al Tren de Aragua como grupo terrorista

En la Asamblea General de la OEA, varios países propusieron declarar al Tren de Aragua como organización terrorista, ante su expansión criminal en la región y sus presuntos vínculos con el gobierno venezolano

OEA: EE.UU., Argentina y Perú buscan designar al Tren de Aragua como grupo terrorista

Un contundente llamado a la acción resonó en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada en Antigua y Barbuda. Argentina, Perú y Estados Unidos, liderados por una iniciativa de Lima, propusieron la designación del Tren de Aragua como organización terrorista extranjera. La propuesta, que incluye el intercambio de datos biométricos e inteligencia financiera para combatir al grupo criminal venezolano, ha recibido el apoyo de Ecuador, El Salvador, Panamá y Paraguay, reflejando la creciente preocupación regional por su expansión delictiva.

El reciente desmantelamiento de una red de lavado de activos del Tren de Aragua en Chile el 24 de junio, por parte de la Policía de Investigaciones (PDI), ha reforzado la urgencia de la solicitud. Esta operación evidenció la capacidad transnacional del grupo, extendiendo sus operaciones más allá de Venezuela. Simultáneamente, la acusación de Washington sobre los vínculos del Gobierno de Nicolás Maduro con la organización solidifica el apoyo estadounidense a su catalogación como terrorista en el ámbito interamericano.

El vicesecretario de Estado de EE. UU., Christopher Landau, aprovechó la ocasión para criticar duramente la inacción de la OEA frente a la crisis en Venezuela y Haití, advirtiendo sobre una posible reevaluación de la participación estadounidense en organismos internacionales ante la falta de respuesta eficaz. Sin embargo, también celebró la designación de Rosa María Payá como nueva comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), destacando el apoyo de su país a su nombramiento.

El nombramiento de Payá, impulsado por la Administración Trump, coincide con un cambio de liderazgo en la OEA, con la llegada del surinamés Albert Ramdin a la secretaría general. Su enfoque conciliador, a diferencia del de su predecesor Luis Almagro, se ve reflejado en la diplomacia brasileña, que aboga por un diálogo y mediación más efectivos. Mientras tanto, la renovación parcial de la CIDH —con la incorporación de Marion Bethel (Bahamas) y la postergación de una tercera plaza— evidencia la tensa pugna entre los Estados que promueven el escrutinio internacional y aquellos que se oponen a él, dejando en evidencia la compleja situación interna del organismo.