Choques en Los Ángeles durante protestas contra redadas migratorias

Las calles de Los Ángeles vibraron este fin de semana con una energía palpable, una mezcla de tensión y determinación que se sentía en el aire; el aroma a comida callejera se entremezclaba con el eco de lemas y cánticos, mientras el sol de la tarde proyectaba largas sombras sobre la multitud

Choques en Los Ángeles durante protestas contra redadas migratorias

La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, hizo un llamado a la calma tras una jornada de protestas masivas contra las redadas migratorias ordenadas por el presidente Donald Trump. El epicentro de las manifestaciones fue el Ayuntamiento, donde miles de personas, incluyendo familias enteras con niños pequeños, se congregaron para expresar su indignación. Entre ellos, Ricardo Rodríguez, un trabajador de la construcción, comentó a EFE: "Vengo a luchar por mi familia, por un futuro mejor en este país que me ha dado tanto". Su hija, Sofía, de 7 años, sostenía un cartel que decía: "¡Papá, te quiero!".

La protesta, inicialmente pacífica y multitudinaria, se tornó tensa tras el despliegue de la Guardia Nacional, ordenado por la Casa Blanca. El Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) reportó incidentes aislados de violencia, incluyendo el lanzamiento de objetos por parte de algunos manifestantes y el uso de gases lacrimógenos por parte de las fuerzas del orden. La declaración de "asamblea ilegal" por parte del LAPD no logró disuadir a los manifestantes, quienes desafiaron la orden y continuaron manifestándose. El ambiente se sintió cargado por el clamor de “¡Basta de separaciones familiares!”

Un grupo de manifestantes, en un acto de desobediencia civil, bloqueó brevemente la Autopista 5, generando un gran congestionamiento vehicular. A pesar del caos, el tono general de la protesta se mantuvo pacífico. María López, una maestra de escuela, comentó a EFE: "No podemos quedarnos callados. Nuestros derechos y los derechos de nuestros vecinos están en juego". Su cartel, con un dibujo de un corazón y la leyenda "Inmigrantes: Corazón de América", reflejó el sentir de muchos.

La diversidad de la comunidad angelina se hizo evidente en la presencia de banderas de diferentes países latinoamericanos, junto a la bandera estadounidense. Se estima que millones de inmigrantes indocumentados residen en Los Ángeles, muchos de ellos trabajadores esenciales en sectores como la construcción y la agricultura. Este hecho, según López, es crucial para el debate nacional: "Los inmigrantes contribuyen a este país, no son una amenaza".

Mientras la Casa Blanca atribuía las protestas a la "izquierda radical", los manifestantes destacaron su compromiso con la no violencia y la defensa pacífica de sus derechos. "No vamos a retroceder", dijo Miguel Hernández, un joven activista, "Lucharemos por nuestros derechos hasta el final".

El gobernador Gavin Newsom expresó su apoyo a los manifestantes, condenando la violencia y reiterando el compromiso de California con la defensa de los derechos de los inmigrantes. La alcaldesa Bass, por su parte, reiteró su llamado a la calma y al diálogo.

El LAPD informó que las investigaciones sobre los incidentes están en curso y que se realizarán detenciones si las pruebas lo justifican. La imagen de una ciudad dividida en sus opiniones políticas, pero unida en su defensa de los derechos humanos, ha quedado grabada en la memoria de Los Ángeles. El futuro de las políticas migratorias del gobierno federal permanece incierto, pero la fuerza y la determinación de los manifestantes han dejado una huella significativa.