Niña mexicana enferma lucha contra la deportación de EEUU
La vida en Bakersfield, California, fluye con una rutina tranquila para muchas familias. Niños jugando en parques, compras en el supermercado… momentos cotidianos que la mayoría damos por sentado; sin embargo, para algunas familias, la realidad es mucho más compleja, una lucha constante por la supervivencia
La pequeña sonrisa de una niña de cuatro años, jugando con calcomanías en un parque de Los Ángeles, contrasta brutalmente con la pesadilla legal que enfrenta su familia. Su nombre se mantiene en reserva, pero su historia, la de Deysi Vargas y su hija, es un clamor silencioso por la compasión y la justicia.
El síndrome de intestino corto que aqueja a la niña la mantiene atada a una mochila con un sistema de nutrición intravenosa, un recordatorio constante de la precaria situación que enfrenta. Esta pequeña, que ahora disfruta de los simples placeres de la infancia, estuvo a punto de morir en un hospital mexicano. En 2023, un permiso humanitario, una "parole", les permitió acceder a un tratamiento vital en Estados Unidos, un tratamiento inexistente en su país de origen. “Sin este cuidado, ella moriría en cuestión de días,” afirma Gina Amato, abogada de la familia y directora del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes de Public Counsel.
La esperanza, sin embargo, se ha visto truncada. La administración Trump revocó el permiso, dejando a la familia Vargas en un limbo legal aterrador. Notificaciones de autodeportación en abril y mayo sembraron el terror, aunque un funcionario de Seguridad Nacional aclaró, vía correo electrónico, que la deportación no es inminente y que una solicitud de "parole" más reciente está en evaluación. La incertidumbre, a pesar de esto, sigue siendo una amenaza palpable.
La indignación crece ante la decisión. Abogados de la familia denuncian una "falla moral que viola los principios básicos de la humanidad." Aseguran que la niña no soportaría el viaje ni la falta de tratamiento. Amato ha contactado a funcionarios y legisladores para buscar una solución urgente.
Mientras tanto, Deysi Vargas mantiene una fachada de fortaleza ante su hija, un ejemplo conmovedor de amor maternal. La imagen de la niña jugando, inocente de la lucha legal que la afecta, es un potente recordatorio de la lucha por la supervivencia y la vulnerabilidad de las familias inmigrantes. El Children’s Hospital Los Angeles, donde la niña recibe tratamiento, se ha negado a emitir comentarios al respecto. El futuro de esta familia pende de un hilo, y el tiempo se agota.