Guillermo del Toro: La impactante transformación en Cannes
La alfombra roja del Festival Internacional de Cine de Cannes no solo brilló con el estreno de Frankenstein, sino con la inesperada transformación física de su director, Guillermo del Toro. El cineasta tapatío, conocido por su icónica barba y presencia robusta, dejó boquiabiertos a los asistentes con una silueta renovada que rápidamente se convirtió en tema de conversación
Guillermo del Toro, el aclamado director de La forma del agua, sorprendió a todos en una entrevista con Despierta América al revelar su sorprendente transformación física. Con una sonrisa pícara, confesó: "He perdido 80 kilos, ¡bajándole a los tacos!", demostrando su característico humor mientras hablaba de su compromiso con su salud.
- Una nueva imagen: Su cambio físico, notable junto a Jacob Elordi durante la ovación de 13 minutos que recibió su última película, ha cautivado a sus seguidores.
- Un enfoque holístico: Del Toro optó por un proceso gradual y sostenible, rechazando dietas extremas en favor de un cambio de hábitos a largo plazo.
- Un pasado carnívoro: En una confesión inesperada, recordó su etapa vegetariana juvenil, la cual abandonó con una anécdota memorable: "Me comí tres pollos enteros, ¡con huesos y todo!".
Pero la entrevista no se centró solo en su transformación personal. Del Toro aprovechó la oportunidad para hablar sobre Frankenstein, su nuevo proyecto, confesando que le generó una especie de "depresión postparto creativa". "Un ciclo acaba, y otro comienza", reflexionó sobre este hito en su carrera, marcada por la humanización de los monstruos.
En su estilo agudo y filosófico, el cineasta ganador del Oscar también ofreció una mirada crítica a la sociedad actual. Al ser cuestionado sobre la inteligencia artificial, respondió con su peculiar ironía: "Tengo más miedo de la estupidez natural, que es mucho más abundante". Explicó que su película es un reflejo de nuestra época, "un canto al derecho a ser imperfectos y a comprendernos".
Mientras la crítica aclama su nueva versión del clásico de Mary Shelley, la transformación física de Del Toro se convierte en un símbolo inspirador. Su historia demuestra que la perseverancia y la determinación pueden moldear no solo el cuerpo, sino también el futuro, consolidándolo como un ejemplo de reinvención personal y profesional.