Brasil golea a Chile con su nueva generación

La noche del jueves en el estadio Mineirão, la Canarinha demostró que su futuro brilla incluso sin sus estrellas más reconocidas. Con un equipo renovado y lleno de jóvenes promesas, Brasil no tuvo piedad de una Chile que ya navega en aguas turbulentas, lejos de su mejor época

Brasil golea a Chile con su nueva generación

La victoria de Brasil sobre Chile fue un festín de goles y emociones, pero no empezó con el estruendo esperado. Un partido inicialmente trabado, con pocas oportunidades claras, se transformó en un espectáculo inolvidable gracias al talento emergente de la canarinha. El minuto 38 fue el punto de inflexión: Estêvão, un joven de 18 años del Chelsea, irrumpió en la escena internacional con una chilena antológica que dejó sin reacción al arquero Lawrence Vigoroux. "Sentí la adrenalina, simplemente disparé", diría más tarde el debutante, tras anotar su primer gol con la selección absoluta.

Pero la exhibición del joven delantero fue solo el preludio de una goleada contundente. El segundo tiempo mostró la clase y la creatividad de Luiz Henrique, quien se erigió como el director de orquesta del triunfo brasileño:

  • Con una exhibición individual de regates y precisión, dejó en ridículo a tres defensores chilenos antes de asistir a Lucas Paquetá, quien remató de cabeza al 72' para el segundo gol.
  • Pocos minutos después, Henrique volvió a demostrar su talento, habilitando a Bruno Guimarães, quien sentenció el encuentro con el tercer tanto a los 76'.

Con este triunfo, Brasil consolida su segundo lugar en las eliminatorias con 28 puntos, demostrando la eficacia del proyecto de Carlo Ancelotti. La ausencia de figuras como Vinicius y Neymar no fue un obstáculo para un equipo que mostró profundidad y un prometedor recambio generacional. Por otro lado, la situación de Chile es crítica: con solo 10 puntos, la Roja ve cada vez más lejana la posibilidad de disputar su tercer Mundial consecutivo.

El silbatazo final encontró a los aficionados brasileños celebrando en las gradas, coreando el nombre de Estêvão, mientras que la decepción se apoderaba del bando chileno. Una noche que refleja la dualidad del fútbol sudamericano: la esperanza y la frustración, la alegría del triunfo y la amargura de la derrota, se entrelazan en un espectáculo que confirma su inagotable capacidad para generar emociones extremas.