Tensión en Stamford Bridge: Luis Enrique y jugador del Chelsea protagonizan incidente

La tensión no terminó con el pitido final. Lo que debía ser una ceremonia de premiación se convirtió en un escenario de empujones, reclamos y miradas encendidas que dejaron al descubierto la frustración de un equipo que llegó como favorito y salió humillado

Tensión en Stamford Bridge: Luis Enrique y jugador del Chelsea protagonizan incidente

Un ambiente tenso se respiraba en el Estadio King Abdullah Sports City tras la aplastante victoria del Chelsea por 3-0 sobre el PSG. La tensión no solo se limitó al marcador, sino que se desató en una batalla campal al término del encuentro, protagonizada por jugadores y cuerpo técnico de ambos equipos.

El detonante fue, según varios testigos, un manotazo en el cuello propinado por Luis Enrique, técnico del PSG, al delantero del Chelsea, João Pedro, quien había sido figura clave en la goleada. Un asistente del entrenador español justificó la acción como "un acto irreflexivo, fruto de la frustración". Pero la escena no quedó ahí.

La furia se desató como un fuego incontrolable. Gianluigi Donnarumma, portero del PSG, se enfrascó en un forcejeo con João Pedro, empujándolo hasta el césped. Achraf Hakimi, por su parte, se involucró en una disputa verbal, con gestos provocadores hacia Andrey Santos. La situación se agravó aún más con la previa expulsión de João Neves, del Chelsea, por agarrar del pelo a Marc Cucurella, lo que encendió aún más los ánimos.

El caos reinó en el campo. Enzo Maresca, entrenador del Chelsea, tuvo que intervenir para separar a su compatriota Donnarumma del tumulto. Las imágenes muestran a los oficiales de seguridad formando un cordón humano para evitar que la situación escalara aún más. El intercambio de palabras entre los jugadores, según se puede apreciar en las expresiones faciales captadas por las cámaras, fue lejos de ser amigable.

El partido, que terminó con una derrota humillante para el PSG, dejó tras de sí un campo de batalla. Marcas de tacos en el césped y un ambiente enrarecido dan testimonio de la violencia desatada. Seis tarjetas amarillas y una roja reflejan la fiereza del encuentro, dejando a un PSG, acostumbrado al dominio europeo, con las manos vacías y un profundo golpe al orgullo. La entrega de trofeos se retrasó media hora debido a los incidentes.