Joven de 16 años arrestado por homicidio en escuela de Arizona

Lo que comenzó como un rumor entre los pasillos de Maryvale High School terminó convertido en una pesadilla documentada en expedientes judiciales; las autoridades ya no hablan de un "incidente aislado", sino de un crimen que pudo ser planeado con horas—o quizá días—de anticipación

Joven de 16 años arrestado por homicidio en escuela de Arizona

Un cuchillo plegable de 10 centímetros, un cambio de asiento premeditado y un robo previo: estos son algunos de los detalles escalofriantes que han salido a la luz en el caso del apuñalamiento mortal de Michael Montoya II, un estudiante de 16 años, a manos de su compañero Chris Aguilar. La tragedia, ocurrida el 19 de agosto a las 11:00 am en un salón de clases de la escuela secundaria de Maryvale, ha sacudido a la comunidad y ha dejado al descubierto una espiral de violencia juvenil que culminó en una acusación de homicidio calificado en primer grado contra Aguilar.

Documentos de la corte obtenidos por este medio revelan un cuadro complejo que va más allá de un simple acto de agresión. Testigos afirman que Aguilar, aparentemente con un plan preconcebido, se cambió de asiento para situarse junto a Montoya antes de atacarlo con puñetazos y, posteriormente, con el cuchillo. La policía recuperó el arma homicida en la escena del crimen, una prueba contundente contra el acusado.

  • Las declaraciones de otros estudiantes apuntan a un robo previo de un arma de fuego propiedad de Aguilar por parte de Montoya, un día antes del incidente. Este hecho, según consta en los expedientes, habría sido el detonante de la venganza.
  • El hermano gemelo de Aguilar declaró a las autoridades que había una intención clara de "matarlo" tras el robo de la pistola.
  • El oficial de seguridad escolar intervino rápidamente, interceptando a Aguilar después de que este huyera del lugar dejando caer el cuchillo.

Montoya, lamentablemente, falleció horas después en el hospital. Su muerte ha dejado una profunda huella en Maryvale, mientras el distrito escolar evalúa sus protocolos de seguridad y la comunidad lucha por comprender cómo dos adolescentes llegaron a un punto de no retorno en un ciclo de violencia y venganza.

Ahora, Aguilar, también de 16 años, enfrenta la posibilidad de una condena como adulto por el cargo de homicidio calificado en primer grado. El peso de la premeditación, según la acusación, se cierne sobre este joven, dejando una cicatriz imborrable en la historia de la violencia en las escuelas.