EEUU extiende zona de exclusión aérea en la frontera con México hasta 2026
En una movida que ha levantado sospechas entre pilotos de drones y activistas, el gobierno federal estadounidense acaba de imponer una zona de exclusión aérea que abarca más de 150 millas cuadradas cerca de la frontera con México; la medida, que estará vigente hasta febrero de 2026, prohíbe cualquier vuelo de drones desde el nivel del suelo hasta los 400 pies de altura
La prohibición de vuelos de drones en la zona fronteriza entre Estados Unidos y México ha generado una ola de protestas entre fotógrafos, investigadores y activistas, quienes denuncian una opacidad sin precedentes por parte del gobierno. La medida, impuesta por el Departamento de Seguridad Nacional, se justifica con vagos argumentos de "razones especiales de seguridad", dejando a la comunidad sin acceso a una herramienta crucial para el monitoreo y la documentación de la región.
El impacto de esta restricción se extiende más allá de la simple inconveniencia. Sarah Chen, investigadora de la Universidad de Arizona, explica que la imposibilidad de usar drones para monitorear la calidad del agua y la biodiversidad en el río Colorado representa una seria complicación para sus estudios. "Estamos hablando de datos esenciales para la gestión ambiental y la toma de decisiones", afirma. Las sanciones por el incumplimiento son severas: multas elevadas y posibles consecuencias legales.
Entre los grupos afectados se encuentran:
- Investigadores científicos que estudian el impacto del cambio climático
- Organizaciones de derechos humanos que documentan violaciones en la frontera
- Comunidades indígenas que buscan proteger sus tierras ancestrales
La prohibición se produce en un contexto de creciente militarización de la frontera. Expertos como Dr. Ricardo Flores, antropólogo de la UNAM, señalan la contradicción de permitir el sobrevuelo militar mientras se restringe el uso de drones civiles. "Es una clara muestra de falta de transparencia y un intento de controlar el flujo de información", advierte. La falta de acceso a información independiente genera una gran preocupación sobre la verdadera naturaleza de las actividades que se realizan en la zona.
La lucha por recuperar el acceso al espacio aéreo restringido promete ser larga y compleja, mientras la ausencia de drones civiles deja un vacío de información que podría tener graves consecuencias para la región y la sociedad.
